David Carrillo
8-819-226
La autora trata la tesis como el objetivo que se tiene en una situación específica.
Explica durante el capítulo la utilidad de tener una tesis bien planteada en
diferentes circunstancias fuera de la práctica de la abogacía, esto último sin ignorar
que es la claridad de la tesis que puede llevar un litigio al éxito o en su
deficiencia al fracaso. La tesis es vista por ella como el núcleo del
caso que lleva un abogado.
La autora identifica dos elementos principales de la tesis; la idea
principal y el enfoque hacia el objetivo deseado. La tesis no debe ser
cambiante a cada momento procesal, debe poder ser aplicada uniformemente
durante un juicio oral. La misma explica que la tesis debe ser usada como una
especie de mantra a través de todo el proceso. La consistencia de la misma va a
ser puesta a prueba por las diferentes etapas del mismo. El segundo elemento,
el enfoque hacia el resultado es que la tesis debe ser compatible con el
objetivo, por esto se trata de conseguir un tema central.
Para establecer la tesis sugiere tres pasos; determinar la postura real,
evitar pistas falsas y definir el objetivo. El primero, que refiere a la
postura indica la postura real, con énfasis en la palabra real, muchas veces en
momentos conflictivos la acción inmediata que se percibe no es la razón del
problema y esto no debe distraer a la persona de su postura real. El segundo,
evitar pistas falsas trata con las posibles distracciones que surgen durante el
proceso. Estas distracciones son peligrosas por que pueden desenfocar al
abogado de su tesis y su postura real, ya que al expresar una segunda tesis
contradiciendo y enfocándose en la distracción crea un enfoque no deseado a la
misma. Estos desenfoques pueden perjudicar el caso a tal punto que el jurado o
el juez malinterprete el asunto principal que le da la razón a su causa. El
tercero, definir el objetivo, trata el enfoque principal al resultado que
queremos llegar. Definir el objetivo significa que queremos lograr con nuestras
argumentaciones. Las mismas deben estar dirigidas a conseguir el mismo, por lo
que inferimos que aquellas que no tengan relación con el objetivo y no ayuden a
llegar a el deben ser omitidas para evitar distracciones a las que se refiere
el segundo paso.
Según ella, existen los casos en que las tesis elaboradas sobre los temas
no concuerdan con el objetivo que se desea. Si una tesis es elaborada
correctamente quizás pero es imposible llegar al fin que deseamos debemos
darnos cuenta que “sencillamente uno no tiene la razón”. Esto es importante en nuestro ejercicio
profesional. Siempre van a existir ocasiones en que la realidad no favorece o
no cumple con los objetivos de los clientes. Son estos casos en que el abogado
debe manejar la situación para buscar el mejor resultado que cause el menor
daño posible para el mismo, aunque esta no sea la respuesta que quiera escuchar el cliente.
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